No sabia como era que el mundo la veía, las voces, los pensamientos, las sonrisas que le dedicaban eran falsas y egoístas.
La pequeña criatura no entendía lo difícil que es crecer y no entendía que los demás solían ver de mala gana lo que para ella era amor.
Era una criatura que fina y consentida mostraba sentimientos que no le pertenecían.
Alguna vez pensé que todo esto era obra de otras vidas y que su sufrimiento era real, pero me equivoque, en realidad eran caprichos de una pequeña criatura inexperta.
La magia pasaba de largo ante ella, pues estaba tan aferrada a quedarse ahí que no veía más allá.
No estaba sola y quien le hacia compañía se encargaba de romper cada ilusión y cada amiga que a ella le enseñaba a seguir.
Esta criatura fue, es y será siempre culpable, culpable de amar y no saber como decirlo, culpable de hablar y confundirlo, culpable de sentir algo que teme olvidar, ella es culpable, ella es pequeña, ella es una criatura que no conocerá lo que es crecer.
Danae M.